A pesar de estar acusado de vejaciones que cometió hace 35 años, El Vaticano únicamente ha suspendido al sacerdote y le destierra durante 10 años de la diócesis de Astorga, a la que pertenece el pueblo. Tras ese periodo podrá regresar a su diócesis para vivir en la casa sacerdotal y celebrar la eucaristía con autorización expresa.
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